Consideramos que para aproximarnos hacia unas
más certeras caracterización y definición del régimen y el estilo políticos de
Fujimori, una primera guía y punto de partida nos vendrían dados mediante el
recurso a las propias consideraciones que sobre el tema ha realizado el
protagonista. Quien firme y convencido, recurre casi siempre a la
justificación de que el país, antes del mes de
abril de 1992, estaba en una situación de ingobernabilidad, entorpeciendo el
Parlamento la labor del Ejecutivo.
El Presidente reiteraba su manido discurso acerca de que para salvar a la democracia había que echar por la borda los “obsoletos” e “inoperantes” conceptos de la “democracia entre comillas”; la opción era, señalaba, elegir entre la democracia o el dominio terrorista y la guerra civil. Sin apelar directamente a su persona, Fujimori aseveraba que el sistema nacido en abril de 1992 necesitaba de un símbolo que le representara, que fuese al mismo tiempo el motor y conductor que garantizara la continuidad del mismo; proceso en que él no deseaba,
El Presidente reiteraba su manido discurso acerca de que para salvar a la democracia había que echar por la borda los “obsoletos” e “inoperantes” conceptos de la “democracia entre comillas”; la opción era, señalaba, elegir entre la democracia o el dominio terrorista y la guerra civil. Sin apelar directamente a su persona, Fujimori aseveraba que el sistema nacido en abril de 1992 necesitaba de un símbolo que le representara, que fuese al mismo tiempo el motor y conductor que garantizara la continuidad del mismo; proceso en que él no deseaba,
según sus palabras, permanecer al margen. Este sistema, aducía
Fujimori, seguiría personalizado en el Presidente de la República, que
simbolizaba al poder en Perú y no precisaba de intermediarios para entrar en
contacto directo y permanente con la población. Reclamaba también las virtudes
de un gobierno integrado por técnicos que conocieran los temas, y no por
políticos. En cualquier caso, el Presidente dejaba claro ... “yo tengo el
poder, pero no hago el ejercicio del poder; es el ejercicio de la función de
presidente de la República”
Fujimori afirma sin reparos: “El poder soy yo. Pero es un
poder que me fue dado por el pueblo. Yo lo represento”.
Con el paso del tiempo, Fujimori ha seguido dando muestras de
perseverancia y obstinación en sus principios. Desde su exilio japonés,
aprovechando las ventajas de la reciente revolución tecnológica, el ex
presidente de Perú ha conseguido globalizar su mensaje “colgando” en la “red”, mensajes desde agosto del 2001, . Entre los primeros mensajes que aparecieron en su página
personal, destacaba uno donde cargaba contra la “nueva tendencia democrática”
que invadio al Perú, a su salida.
Sin embargo, más allá de la retórica, no conocemos un desarrollo
elaborado y argumentado de lo que Fujimori entiende por “democracia auténtica”.
Habla, con vaguedad, de contacto directo y permanente con el pueblo, de
participación, plebiscitos y referéndum -que no convoca-, convirtiendo de este
modo el término democracia en un símbolo sin contenido “real” alguno.
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